jueves, 8 de febrero de 2007

Apartado III

Breve historia de la migración en México (1970-200o)

Durante las últimas décadas, el pueblo mexicano se ha encontrado en condiciones económicas y sociales sumamente precarias. Esto se debe a que, durante los sexenios de los últimos cuatro presidentes de la república, la economía mexicana ha sufrido una serie de crisis que ha venido arrastrando y que no ha encontrado las alternativas para poder superarlas.

La desigualdad en México, producto de la forma que ha adoptado el proceso de acumulación del capital, se ha venido expresando en los niveles de la vida de la población. Esta ancestral desigualdad económica que priva a la población mexicana no ha sido disminuida, ni por el crecimiento económico que mantuvo la economía mexicana a fines de los setenta, ni por las diferentes políticas de bienestar social impulsadas por el gobierno. Esto es, en relación, con la constancia de la desigual distribución del ingreso y las diferentes condiciones de vida que prevalecen entre el campo y la ciudad.

Haciendo referencia a al modelo optado por el gobierno mexicano, Chávez afirma:

El modelo económico seguido por el gobierno mexicano en las últimas décadas, caracterizado por privatizaciones, topes salariales, apoyo al sector financiero, entre otros aspecto, ha agudizado la situación de pobreza en que vive la mayoría de los mexicanos. El producto per cápita disminuyó, el desempleo creció, el salario real se deterioró…, el ingreso se concentró aún más.

Esta descripción del modelo económico, conducido por el gobierno mexicano, permite observar las consecuencias que repercuten en la población: un número creciente de mexicanos que viven en extrema pobreza, sobre todo en las zonas rurales y en las áreas marginadas de las ciudades.

Después de este pequeño contexto económico, nos ha sido de interés mostrar una gráfica sobre el índice de migración entre los años 1970-2000, para clarificar lo anteriormente mencionado:

Nota: Lo que nos interesa en esta gráfica, son los índices a partir de 1970 al 2000. Aunque, es importante mencionar y contrastar el índice de la migración internacional respecto al nacional para dar una mayor visión de la migración durante el tiempo señalado.


Algunas teorías sobre la migración

En este apartado, queremos abarcar dos tendencias de los procesos migratorios en el país: el enfoque funcionalista y el enfoque estructuralista.

El enfoque funcionalista tiene como marco de referencia la teoría de la modernización, dicha teoría, según Oliveira y Stern (1972), postula que:

Los países en vías de desarrollo están adquiriendo un estilo de vida moderna como resultado de procesos de cambio cultural y social como son: la expansión del alfabetismo, la propagación de los medios masivos de comunicación, el alza de los niveles de vida, la extensión de los servicios de bienestar social, etcétera.

El enfoque de la modernización, se caracteriza por tres elementos: el proceso de cambio, el proceso de movilización y el esquema analítico. El primero, hace referencia a los inicios de desintegración de las comunidades y la movilización de las masas. El segundo, comprende el estado de integración, la desubicación psicológica de los individuos y la movilidad de estos, la reintegración en una nueva estructura. El tercero, tiene que ver con la motivación y las circunstancias del lugar de origen.

En relación a esta teoría, la migración campo-ciudad es el movimiento al cambio cultural y transforma a la los campesinos en seres moderno. Dicha teoría, además, considera que el estudio del fenómeno migratorio a nivel regional y local, deben partir del análisis de factores económicos (actividades agrarias y locales), sociológicos (tamaño y naturaleza de la comunidad indígena, rural o urbana) y demográficos (tamaño de la familia).

Retomando lo anterior, esta teoría explica los cambios socioculturales en términos de velocidad y secuencia, dando mayor peso a los factores demográficos y psicosociales. Además, indica que las estructuras sociales de casi todos los países se transforman en sociedades fundamentalmente urbanas e industriales a partir de sociedades rurales y agrarias, al situarlos en el proceso de desarrollo del capitalismo en el mundo.

En general, la teoría funcionalista considera que la realidad individual y local es primordial para explicar el fenómeno migratorio. Sus análisis ponen más atención en los aspectos individuales que en los estructurales, relegan a un segundo plano el estudio de las relaciones entre el proceso de desarrollo y el migratorio.

El enfoque estructuralista, en opinión de Oliveira y Stern (1972):

Considera a las sociedades subdesarrolladas coetáneas y dependientes de las industrializadas, toma en cuenta los efectos del proceso de industrialización de los países desarrollados […] en las sociedades dependientes y la descomposición de la estructura agraria, originadas por la persistencia del sistema tradicional de tenencia de la tierra […], aunada a los límites de la industrialización impuestos por la situación periférica y dependiente de la economía de los países subdesarrollados respecto a los centrales […]

Este enfoque histórico estructuralista destaca algunos elementos importantes para el análisis, entre ellos se encuentran: un nivel bajo de generalidad que el propuesto en la teoría del desarrollo que se centra en la modernización, mayor especificidad sobre las fuentes históricas de los fenómenos estudiados, valoración de los aspectos macrosociales en los fenómenos respecto a los microsociales.

En síntesis, el enfoque histórico-estructural ofrece una visión totalizadora de la realidad social, en donde el contexto es fundamental en la explicación de las concreciones vitales de los procesos migratorios. Este enfoque, analiza la migración en términos de la realidad social global, aunque todavía no forja conceptos analíticos específicos que expliquen la relación entre el fenómeno agregado y el individual.


El factor económico en el fenómeno de la migración.

Se ha hablado anteriormente del abandono del campo mexicano, del crecimiento de los flujos migratorios, del incremento de la población en los cinturones de pobreza de las grandes ciudades del país, etc. Estas afirmaciones están ya basadas en diferentes referencias bibliográficas con las que nos hemos topado y que, consideramos, son piezas clave para la confirmación de nuestra hipótesis.

Para comenzar con este apartado, nos ha parecido oportuno citar las palabras de un migrante mixteco de la ciudad de León Guanajuato, que expresa las razones que lo llevaron a salir de su comunidad de origen. Aunque se trate del testimonio de una sola persona, creemos que resulta ser la voz de otros miles que han tenido que vivir en carne propia el fenómeno de la migración:

No lo hacemos porque queremos, sino porque tenemos una necesidad allá adentro; porque no queremos que nuestros niños y niñas se mueran de hambre; porque no queremos que nuestras mujeres vivan en la permanente desesperanza de la pobreza cuando no hay ni un centavo para comer

Otro de los hallazgos que nos encontramos al inicio de este trabajo de investigación, fue una gráfica de la Organización Internacional del Trabajo acerca de la distribución porcentual de la población económicamente activa de México en el sector agropecuario. Esta gráfica muestra el decrecimiento de la actividad económica del campo.
Esta distribución porcentual del trabajo en el campo en nuestro país, nos habla de una tendencia que se agudizó la última década y que tiene que ver, definitivamente, con el índice de los flujos migratorios . El trabajo en el campo ha dejado de ser una posibilidad de subsistencia ya que el valor de los frutos de la tierra no resultan ser “competitivos” a nivel global. El abandono al campo, como ya se ha dicho antes, adquiere una mayor fuerza a partir de la implementación de las políticas económicas neoliberales. En el capítulo denominado Rusticana, que para el libro “México tras el ajuste estructural Vol. II” escribió Armando Bartra, se habla de este “agrocidio”, como él llama a los efectos de tales políticas económicas. Haciendo referencia a alrededor de 15 investigadores de todo el mundo que tratan el tema del Tratado de Libre Comercio entre México y Estados Unidos, Bartra asegura que todos ellos coinciden en los impactos rurales que traería consigo dicha liberalización comercial:

reducción de la tasa de crecimiento de la producción agropecuaria mexicana, incremento absoluto y relativo de las importaciones agropecuarias, progresivo déficit nacional en bienes de consumo básico manifiesto en el creciente saldo rojo de la balanza alimentaria, estancamiento absoluto y contracción relativa de la producción cerealera, pérdida abrupta o paulatina de puestos de trabajo en la agricultura, aumento de la migración rural a las ciudades y a Estados Unidos, mayor desigualdad, polarización y concentración del ingreso rural.

Junto que estos datos que evidencian la disminución progresiva del trabajo en el campo mexicano, y por lo tanto, la posibilidad de sus habitantes para acceder a más recursos económicos, encontramos datos del crecimiento de los flujos migratorios en nuestro país. De 1960 a 1970 el número anual de personas que dejaban el país era de 28 mil. De 1980 a 1990 llegó hasta las 235 mil personas. La pérdida neta anual por migración a Estados Unidos en el periodo del 2000 al 2003 fue de 390 mil personas . Si bien estas cifras hablan de la migración hacia Estados Unidos, creemos que no pueden estar al margen de una investigación acerca de la migración interna, ya que, en gran medida, ésta es sólo el preámbulo de aquella y, creemos también, que las causas que las originan responden a la misma precariedad económica vivida en el campo.

Es importante también, hacer mención de la polarización económica entre las poblaciones rurales y las urbanas, que produce el efecto de “expulsión – atracción” propia de la migración. Citando a Ana María Chávez Galindo, Eduardo Guajardo habla en su tesis de esta polarización:

Los lugares que han sido beneficiados con mayor apoyo para generar su desarrollo, se han caracterizado por ser polos de atracción de los migrantes, mientras que las regiones abandonadas en materia de servicios, infraestructura productiva y diversificación del mercado laboral, se han convertido en expulsoras de la población. Es así como la desigualdad que se presenta entre las regiones va conformando y dirigiendo los flujos migratorios.

Otra de las fuentes a las que recurrimos y que habla de la relación directa entre el empobrecimiento del campo y los flujos migratorios, es el capítulo “Migración interna”, escrito por Carmen Pedrazzini del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, en un informe del Senado de la República titulado “Migración: México entre sus dos fronteras”. Al hablar de las causas de la migración interna, Pedrazzini comenta que:

En México, las reformas económicas y principalmente rurales son responsables de gran parte de los flujos migratorios de los años 80 y 90. A estas se añade la presión poblacional, los altos niveles de desempleo crónico y, de forma importante, el crecimiento de la demanda de trabajo barato y flexible en las regiones receptoras. En la agricultura se han cambiado las cosechas de sobrevivencia con cultivos tradicionales por una producción comercial y de exportación y, con el objetivo de obtener las divisas extranjeras necesarias para el servicio de la deuda, se ha incrementado la producción de productos “no tradicionales”, en particular frutas y verduras, destinados al mercado estadounidense. (…) Esta política que ha culminado con la firma del Tratado de Libre Comercio, ha subrayado aun más las desigualdades económicas entre un sector campesino estancado y un sector exportador moderno.

Estos son sólo algunos hallazgos que tienen que ver con la relación entre la pobreza de los sectores rurales y sus índices de migración propuesta como hipótesis en nuestra investigación. Hacemos también un breve recuento sobre otros datos bibliográficos acerca de teorías sobre la migración y casos concretos de estudio.

En el libro “La ‘adaptación’ del migrante, un compromiso entre varias representaciones de sí mismo de Francoise Lestage pudimos encontrar información sobre el proceso de adaptación o inserción por el que pasan la mayoría de los migrantes: el empleo, las colonias en las que se vive, la perdida de simbolismos, una nueva economía etc. Este libro está basado en una investigación hecha con indígenas mixtecos en la ciudad de Tijuana. El libro nos ha ayudado para comparar la vida de los mixtecos de la colonia Ferrocarril con las generalizaciones extraídas de la investigación de Lestage.

En el libro “Estudios en torno a la migración” de Juan José de Olloqui, pudimos encontrar en el capítulo llamado “La migración en América Latina” posturas distintas en torno a la migración y sobre la conveniencia de los flujos migratorios para una ciudad o un país. Habla de diferentes razones que determinan la decisión de migrar.

Wayne Cornelius hizo una excelente investigación en cuatro colonias ubicadas en la periferia de la ciudad de México en los años setenta. Aunque su investigación se centra en la intervención política de la gente que vive en esta zona, dedica un capítulo a la migración del campo a la ciudad. En este afirma que El campesino que lucha por ganarse la vida está cada vez más consciente de la gran diferencia entre los niveles de ingresos en la ciudad y en el campo, y de la diferente forma de vivir. Es muy probable que tenga un televisor que le permita mal sintonizar los programas de alguna de las dos televisoras en México. La carretera le ha permitido visitar esa ciudad, y es probable que haya viajado en ella en varias ocasiones. También es probable que conozca a varias personas –parientes, amigos, vecinos o compañeros de trabajo- que residen permanentemente en una ciudad grande y que mantienen contacto con él. En su mismo pueblo o comunidad puede haber personas que hayan trabajado en la ciudad. Todo esto, aunado a la creciente consciencia que tiene el campesino de las ventajas relativas de la vida en la ciudad, puede que sienta envidia de quienes se han trasladado a la gran urbe y han logrado mejorar sus ingresos y condiciones de vida.

Pero no todos nuestros hallazgos se encuentran en las fuentes bibliográficas. En las conversaciones tenidas con los migrantes con los que trabajamos, hemos encontrado datos importantes.

Uno de estos datos fue ya citado en el planteamiento de la hipótesis, y tiene que ver con el hecho de que muchos de los migrantes, sobre todo en el caso de los mixtecos, han expresado que no regresarían a sus comunidades de origen aun cuando las condiciones económicas ahí mejoraran. Este dato nos ha llevado a preguntarnos sobre cuáles son los criterios con que los migrantes determinan la satisfacción o insatisfacción que les ha traído la migración a la ZMG. Creemos que de sus respuestas puedan ser extraídas algunas causas que no tengan una relación directa con la pobreza económica.
También nos hemos topado con casos aislados en los que los migrantes dicen haber salido de sus comunidades debido a la pérdida de su grupo de referencia en algún tipo de expresión cultural. Se trata de dos casos: un joven purépecha que salió de su comunidad cuando el grupo de danza tradicional al que pertenecía se separó y algunos de sus integrantes migraron. “Cuando ya no había grupo de danza en la comunidad, ya no tenía nada que hacer ahí y decidí mejor venirme a Guadalajara”. El otro caso es el de un migrante mixteco que dijo haber salido de su comunidad por que los integrantes de la banda musical en la que tocaba “se estaban yendo poco a poco”.

Aun con estos nuevos datos con los que nos hemos topado, la mayoría de los migrantes aseguran que el motivo por el que salieron de su comunidad fue la falta de empleo y la baja remuneración que reciben por sus productos agrícolas. También, la gran mayoría de los migrantes, sobre todo en el caso de los indígenas, sueñan con poder regresar a su comunidad y manifiestan el deseo de que las condiciones económicas en ella puedan algún día mejorar.

Estos son sólo datos empíricos. Aún no hemos aplicado la totalidad de las encuestas que nos permitirían obtener datos que nos den la posibilidad de confirmar o no nuestra hipótesis o definir algunas causas, de alguna manera generales, de la migración que llega a la Zona Metropolitana de Guadalajara.

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